21:12

21 minutos y 12 segundos para llegar a la playa. De puerta a puerta, sin tener que buscar hueco para aparcar, sin tener que pensar en lo sucio que está el cristal o cuánto costará llenar el depósito.

Simplemente candar la bici a algo, coger las gafas y al agua a nadar.

A la vuelta olvidé parar el crono, pero a los 25 minutos la bici estaba guardada y yo a medio camino de tender el bañador y la toalla.

El felpudo pródigo

Por si no estabais informados hace cosa de dos semanas nos mangaron el felpudo, o eso fue lo que deducimos cuando no lo encontramos delante de la puerta al salir de casa el sábado por la mañana. Hay que tener muy mal café para andar a pie en la noche del viernes para el sábado robando felpudos. A los vecinos también se lo habían sustraído, y el de la vecina del fondo del pasillo se había salvado quedando atascado junto al pasamanos de las escaleras.

Fue una situación desagradable, más aun cuando la contabas, porque poca gente le daba crédito en un primer momento, con esa misma cara de sorpresa y desconcierto que se nos debió quedar a nosotros cuando no lo encontramos al abrir la puerta.

Hoy Bea lo ha encontrado al volver del trabajo, tirado en el hall del edificio, junto a los ascensores. Bueno, los ha encontrado, porque, igual que en la desaparición, estaban juntos el nuestro y el de los vecinos. Su teoría es que los echaron por el tragaluz que da al patio interior y alguien los recuperó de allí recientemente.

No importa como. La cuestión es que vuelve a estar con nosotros. La familia, ya sabéis.

Trafalgar. Biografía de una batalla

"Trafalgar. Biografía de una batalla", de Roy Adkins

Primera lectura

Terminado: 2011.05.23

Nota: 10

Comentario: ¡Impresionante! Cogí este libro dentro de una colección de ensayos sobre batallas históricas en el Círculo de Lectores. Consultando en la red tenías todos los libros muy buenas críticas y como el precio era ajustado me decidí. Realmente fue una excelente decisión, aunque solamente sea por este (tendré que ponerme con algún otro de la colección) porque tiene un estilo narrativo que te tiene enganchado mucho más que la mejor de las novelas. Para muestra un botón:

El 22 de julio, mientras se desplazaban lentamente con un viento ligero a través de una niebla intermitente, a cierta distancia del cabo Finisterre, en la costa occidental de España la escuadra de Villeneuve fue divisada por una flota británica, comandada por el vicealmirante sir Robert Calder. En cuanto se percataron de la presencia del enemigo, ambos bandos se aprestaron rápidamente para la batalla, tal como posteriormente relataría Villeneuve: Pusimos rumbo al enemigo, que se dirigía hacia nosotros en una larga línea [...] La niebla comenzó a disiparse. En cuanto el almirante Gravina vio mi señal, de inmediato la obedeció con gran resolución, y fue seguido por todas las naves de la flota. Tan pronto como se aproximó a los barcos enemigos, trabó combate con ellos, que ya habían iniciado sus movimientos con el viento a favor."

Si no estás intrigado por el desenlace de este fragmento entonces mejor que no lo intentes con el libro. Si te mueres de ganas de saber qué es lo que pasó con Villeneuve, Gravina o sir Robert Calder entonces el libro te encantará.

Por fin a Salinae

Como diría aquella modelo "Hace tiempo que le sigo".

Cuando abrieron el centro de salud situado en la calle Rosalía Castro acudí con mi buen amigo radix a investigar cómo había que hacer para visitar los restos de la salina romana que habían conservado en el sótano tras descubrirse durante la fase de construcción del edificio. Nos dió cosilla preguntar al personal médico y no conseguimos dar con ninguna entrada al submundo de la arqueología. La cosa quedó ahí a la espera de novedades.

Con el tiempo llegó a inaugurarse el centro arqueológico, descubriendo nosotros lo adelantados que estábamos en nuestro ímpetu visitador, y quedó a la espera de hacer piña para visitarlo, ya que el acceso era previa cita telefónica.

Siguieron los años y aumentaron las opciones de visita, estableciendo un horario para la misma y dando opción de visitas guiadas concertadas telefónicamente para grupos.

Y por fin hoy he visitado el centro de Salinae, en Vigo. Una estupenda exhibición y un ejemplo de conservación harmoniosa con el desarrollo de la ciudad. Queda pendiente la visita guiada, pero el chico que atendía el lugar nos informó de que este martes, día internacional de los museos, tendrán actividades durante todo el día, incluyendo visitas guiadas continuas. Tal vez sea el momento de compensar mi demora con un nuevo paso.
El lugar lo merece.
Sin duda.

Frenos nuevos

Después de dos años dando tumbos por ahí las pastillas de los frenos ya no eran la sombra de lo que fueron, por eso por fin me decidí a cambiarlos. Bueno, por eso y porque parece que la tienda de Bici o Con se traslada (no se muy bien a dónde) y está con alguna ofertilla que otra.

Le pedí a Bea que se pasara, ya que le quedaba de camino a unos recados que tenía pendientes. Después de una mañana y casi 30 euros ya están los frenos en casa. Como son compatibles he montado solamente los de la rueda delantera para ver si van y aunque aún no los he probado pintan bien. He tenido que ajustar de nuevo el cable del freno y el tornillo de profundidad de la zapata, porque tienen tanto ferodo que no entraban en el hueco que habían dejado los viejos. A primera vista la rueda agarra que da gusto, pero habrá que salir a la calle para verificarlo.

3000 fotos en Google Earth

Después de unas cuantas fotos subidas la cosa quedó ya ajustada, y tras pedir una segunda revisión de unas cuantas fotos que en su momento no aceptaron pero que la nueva política transige por fin he superado las 3000 imágenes compartidas en Google Earth. No ha pasado mucho tiempo desde que superara ese mismo número de fotos subidas a Panoramio, pero con todo el alboroto de la desaparición de títulos, y su final vuelta, que contrajo la última y polémica actualización de la capa de Panoramio parece que haya pasado una vida.
  
Para celebrar el evento por fin me he decidido a cambiar los derechos sobre las fotos a Creative Commons BY-NC-SA 3.0, por si a algún despistado con buena voluntad se le ocurre que alguna de mis fotos puede ser útil para algo.

Ecoetiqueta europea

Hace ya tiempo emitieron en un fabuloso programa, ya desaparecido, llamado A Natureza un reportaje sobre el etiquetado ecolabel que dentro de la Unión Europea marca los productos que cumplen una serie de requisitos sobre impacto medioambiental.
Este etiquetado cubre un amplio espectro de bienes manufacturados, pero en el reportaje se centraban en los productos de limpieza. Explicando que este tipo de productos son de amplia distribución en países del norte de Europa, como es el caso de Alemania, pero que por nuestros lares no son para nada mayoritarios.
El único fabricante que conozco que vende por aquí productos con etiqueta ecolabel es Froggy, marca alemana que fue la primera en recibir esta certificación. Se encuentra habitualmente en grandes superficies, aunque últimamente no consigo dar con el limpia-vitrocerámica. Espero que solamente sea un problema de desabastecimiento temporal, y no un cese de distribución.

Si quieres saber más sobre el etiquetado, incluido el aspecto del logo que indica la certificación puedes visitar www.ecolabel.eu, lamentablemente no disponible en castellano por desinterés de nuestro gobierno. Una pena.

Trilogía de la Fundación

"Trilogía de la Fundación", de Isaac Asimov

Primera lectura

Terminado: 2011.05.03

Nota: 7

Comentario: No soy fan de Asimov. He de empezar por ahí. ¿Por qué entonces leer Fundación? Mis reparos hacia Asimov se basan sólo en dos novelas: Anochecer, que nunca llegué a terminar, y Yo, Robot, que me pareció enormemente simple en sus argumentaciones. El viejo se merecía otra oportunidad, el libro con las tres novelas del ciclo de Trantor estaba a muy buen precio y últimamente me había desencantado de otras sagas de Ciencia Ficción, de modo que tal vez esta estuviese a la altura.

He de admitir que ha sido entretenido y en algunos momentos, al comienzo de la historia y en el desenlace último, incluso me ha enganchado, pero me reafirmo en mi opinión de que Asimov está enormemente sobrevalorado.
No se puede negar que la novela tiene el sello de Asimov, con historias cortas ligeramente relacionadas pero perfectamente publicables como relatos sueltos en una revista. Era el esquema de su época, de modo que no se le puede echar en cara, pero no es un esquema que a mi me agrade especialmente.

Ubuntu 11.04, una ligera decepción

Acabo de volver a Windows después del arranque con el live CD de Ubuntu 11.04 64bits.

Me ha decepcionado un poco. Ya desde el principio.
La selección de idioma ya no es por medio de una pantalla creada con ascii sino que tiene que cargar un interfaz gráfico para que aparezca la lista de idiomas disponibles, además de botones para elegir si quieres probarlo o directamente instalarlo.
No se muy bien para qué está la selección, porque después de elegir Español (al menos en esta lista aparece listado por la E, no como cuando lo traducen de Spanish pero queda relegado a los países con S) y darle a probar cargó el escritorio, realmente rápido eso sí, en ¡inglés!

Chicos de Canonical: esa no es la mejor manera de ganar cuota de mercado. Me da igual si es un bug o una falta de implementación, pero no deis opciones si luego no vais a cumplir.

Bueno, un mal inicio lo tiene cualquiera, ejem ejem.
Empiezo a fozar y al ir abriendo ventanas descubro que los botones de gestión ya no están arriba a la derecha. Trato de esforzarme y pretendo que no me volverá a pasar pero el burro tiende y yo lo mismo; se me va el ratón a una zona vacía de la barra de título. Ya se que eso de los botones viene de antiguo, como quien diría, pero me fastidia con cada nueva aproximación. También recuerdo que ya había leído sobre el tema y que con editar no-se-qué en modo admin se pueden devolver a su sitio. Me molesta que, con la cantidad de opciones de personalización que tiene no haya una casilla para hacerlo desde el gestor de Apariencia.

Pasemos a otra cosa, que lo de los botones se ve que lo dan por bueno tal y como está. Ese panel de inicio a pasarlo para abajo ipso facto; y ya de paso a ocultar la barra de tareas, que a 1024x768 no está la cosa para andar tirando espacio en barritas de sistema. Bueno, no ha sido difícil.
Empiezo a navegar por la lista de programas y en una de estas el panel que pasa a ocultarse es el de inicio en lugar del de la barra de tareas. ¿A ver si se corrige con un par de movimientos de ratón? Parece que no. Lo mejor sería desactivar la ocultación automática del panel, pero el clic secundario no muestra el menú de ningunos de los dos paneles en liza.
¿Cómo hago ahora clic en Inicio?. Es más. ¿Cómo cierro el S.O.?. A ver, a ver. Un poquito arriba, un poquito abajo. Clic clic. Parece que ahora sí el ratón ha dado con un botón, lástima que sea el del widget de estado social, que se me ha ido un poco a la izquierda desde el botón de apagar. Supongo que soy viejo y ermitaño porque no entiendo qué pinta eso ahí. A la segunda consigo desplegar el menú de cerrar, aunque el panel que se está mostrando sea el de tareas.
¡Llega por hoy! Reiniciar y vuelta a Windows 7, que para eso se ha ganado hasta buenos comentarios de los gurús del pingüino.